Mi proyecto de grado nace a partir de un gran interés por la historia, la arquitectura y el estudio de la construcción de siluetas y volúmenes, desde el patronaje y la confección. Entendiendo la historia, en términos de Sánchez (2005) como “el conocimiento de lo que sucedió en el pasado, en tanto el historiador, como sujeto cognoscente en la historia, tiene el propósito de buscar en el pasado respuestas a inquietudes presentes.” (pág. 54). Pero… ¿Cuáles eran las respuestas que quería buscar? ¿Qué ocupaba mi mente en esa época? Desde niño he tenido una gran fascinación por la mitología y las culturas antiguas; sin embargo, con todas las ocupaciones y los deberes que tenemos día a día, esos pequeños gestos y gustos de la infancia se comienzan a desdibujar gradualmente. Empero, siempre hay momentos y personas que nos vuelven a recordar ese espíritu ingenioso y noble que teníamos de niños y que hemos perdido con el paso del tiempo. Ese fue mi caso en este proyecto; cuando redescubrí el Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Desde el primer momento en que vi esta obra arquitectónica, no solamente quedé sorprendido por su gran belleza y estética, sino porque presenta un gran sincretismo cultural de tres civilizaciones importantes de la antigüedad: Persia, Egipto y Grecia. Por eso, este trabajo se centra en estudiar todas las dimensiones de este templo fúnebre, teniendo un gran enfoque en la arquitectura, el sincretismo y la historia que rodeó esta maravilla.
De esta manera comenzó mi viaje, recorriendo la arquitectura y los eventos históricos más relevantes de las tres civilizaciones hacia el siglo IV a.C. (época de la construcción del Mausoleo de Halicarnaso). Poco a poco me fui maravillando con los templos griegos y sus peristilos, con la forma en que accidentalmente los egipcios pasaron de las mastabas a las pirámides y las majestuosas construcciones persas. Empecé a entender que la arquitectura no solo respondía a la vida, sino también a la muerte; que para los griegos los templos fúnebres se llamaban Heroônes y en ellos desarrollaban un conjunto de símbolos importantes para el viaje del alma al más allá. Que en el que caso de los egipcios, la arquitectura era un espejo de sus creencias mortuorias, pues cada cámara interna de las mastabas y las pirámides contaba con todos los recursos necesarios que requeriría el muerto en su otra vida. Y que en Persia se podían apreciar las cruces persas, así como la necrópolis donde estaban enterrados los reyes más importantes de este pueblo, exceptuando Ciro II el Grande (quien reposaba en un santuario que tenía como base una pirámide truncada).
Pero esto solo era el punto de partida. Como artistas y diseñadores, estamos invitados a crear, a aportar un grano de arena a un mundo lleno de ideas, a innovar y cambiar la forma de pensar de las personas, a transformar la manera en que hacemos las cosas. En mi caso, el objeto de estudio desde el diseño era la moda y específicamente la creación de vestuario desde el patronaje (los planos para hacer ropa). Para ello, me paré desde un punto de la investigación muy pequeño, pero sensible y valioso: La estética griega y la arquitectura.
En un principio, la estética griega tenía como objetivo principal honrar a los dioses. Por ello, Platón y Aristóteles establecieron teorías sobre la belleza de las cosas que nos rodean. A la atracción física entre los seres humanos la llamaron Eros. Y a todo el mundo de las artes, especialmente la pintura y la escultura, los denominaron bellos por tres principios básicos: lo verdadero, lo bueno y lo justo; debido a que mostraban una gran similitud al mundo de las ideas -mímesis- y se acercaban bastante a la naturaleza. De hecho, según la historia griega, “los autores antiguos no dejaban de citar las famosas <Uvas> del pintor Apeles (siglo IV a.C.), las cuales, según la anécdota, eran tan verdaderas <que los pájaros se acercaban para picotear sus granos>” (Stierlin, 2009). Sin embargo, desde la arquitectura esto presentaba un gran problema y es que en ella no existe la mímesis, ni un acercamiento a la naturaleza, pues en principio, no hay en el mundo de las ideas una concepción clara del arte de diseñar y construir edificios. Empero, los griegos crearon otra dimensión de la estética y fue a través de los números. Por eso, la belleza de los templos radica en sus proporciones y su geometría.
Teniendo esta base, establecí el concepto que inspiró todo mi proyecto de grado: desde la estética griega, el vestuario -en principio- al igual que la arquitectura, no posee una imagen clara del mundo de las ideas, razón por la cual nunca va a encontrar su belleza en la mimesis ni en la naturaleza. Sin embargo, este trabajo plantea que pueda encontrar una dimensión estética a través de los números, de la misma forma que lo hizo la arquitectura. Por eso, recreé un mundo en el que el vestido prima por su construcción geométrica y numérica, antes de responder a un cuerpo, exactamente de la misma forma que lo hizo el kimono tradicional japonés.
Así, comencé a pensar en una mini-colección de cuatro vestidos inspirada en el Mausoleo de Halicarnaso (uno por cada parte que conformaba la estructura del templo). Para la elaboración de cada prenda se empezaba con algo que denominé construcciones matemáticas, un juego que consistía en tomar todos los datos numéricos y geométricos de una parte del mausoleo, para transformarlos en varias piezas que unidas darían origen a un vestido. Fue una experiencia fascinante, pues era como armar un rompecabezas, pero a diferencia del juego, yo no contaba con una imagen final. La debía crear. A pesar de las dificultades y obstáculos que trajo el confinamiento por el Covid-19, logré realizar muchos vestidos con la ayuda de Shirley (un maniquí de escala 1:6), papel y cinta. Como en todo proceso de diseño, mi obra fue evolucionando hasta llegar a un punto en el que no solo tenía las piezas de mi rompecabezas, sino que además jugaba con ellas a través del origami. Así, progresivamente pasé de tener 4 vestidos a casi 20 y, de tener una mini-colección, a plantear una metodología para la creación de vestuario. Todo depende de la perspectiva en que se analicen las cosas, y yo pude mirar más allá de mis ojos el valor que tenía mi proyecto.
Al final quedé sorprendido de mí mismo por crear una nueva forma de elaborar prendas a través del patronaje. Por inventar algo jamás antes visto. Soy consciente que éste es apenas el comienzo de mi trabajo, pues hasta el momento, el proyecto es principalmente teórico; sin embargo, la idea es materializar cada uno de los vestidos ya propuestos, y plantear nuevas colecciones a partir de la metodología establecida con otras grandes obras de la arquitectura.
Referencias Bibliográficas
La Historia como Ciencia. (2020). Revista Latinoamericana De Estudios Educativos (Colombia), 1. (pp. 1), 54.
Stierlin, H., & Stierlin, A. (2009). Arquitectura Mundial Grecia. Grecia (pp.10 – 180). Köln: Taschen.
Nota
Las imágenes de patronajes aquí mostradas están sujetas a derecho de autor y no se permite su divulgación.